Con el calor que está haciendo, ¿a quien le apetece estar mucho tiempo en la cocina trasteando en los fogones?
A mí, desde luego, no.
Y voy y me pongo a hacer un curso de Bizcochos, en el que tengo que hacer unos 5 bizcochos semanales, con lo que tengo que tener el horno a pleno rendimiento... masoquilla que es una, jajajaja.
En serio, ahora nos apetecen comidas más ligeras y, a poder ser fresquitas.
Hoy os traigo,
Es una preparación de salmón, que no sabe a salmón, y está deliciosa.
Se toma fresquita, acompañada de tostadas de pan, y en poca cantidad, con lo que para una cena es ideal.
La única precaución es que debe estar siempre frío. El salmón está crudo, aunque macerado por el aceite y demás condimentos, pero tomando esta precaución, no dejéis de probarlo, es una auténtica exquisitez.
Ingredientes:
500gr. salmón limpio de espinas y piel.
1/2 cebolleta, o cebolla tierna
Un buen puñado de alcaparras escurridas
4 pepinillos agridulces
2 cucharadas soperas de mostaza antigua
2 cucharadas soperas de Salsa Perrins
1 cucharadita de salsa picante (opcional)
5 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra (AOVE)
sal y pimienta al gusto
Cebollino
En un bol ponemos la cebolleta picada fina, le añadimos las alcaparras escurridas y los pepinillos en trocitos.
Picamos cebollino y se lo añadimos. Mezclamos bien, y añadimos el AOVE, la salsa Perrins, la salsa picante, la sal y la pimienta. La salsa picante es opcional, pero le da un toque muy especial. Mezclamos bien y reservamos.
Troceamos el salmón en trocitos pequeños.
Mi truco para conseguirlo es congelarlo. Además de tener un buen cuchillo; pero al estar congelado nos ayudará a hacer cortes precisos y pequeños, porque no hay que machacar el salmón y casi triturarlo, pero hay que intentar hacer trocitos pequeños e iguales.
Una vez cortado, lo añadimos a la mezcla, removiéndolo bien para que se mezcle bien.
Probamos de sal, y si es necesario rectificamos.
Pasamos a un bol de tamaño adecuado a la cantidad, adornamos con cebollino, y ya está.
Los entendidos dicen que hay que comerlo enseguida, para que el salmón no esté excesivamente macerado. Está rico, pero de un día para otro también está exquisito, así que, cómelo como más te agrade.
Si vas a comerlo al aire libre, es buena idea ponerlo sobre un lecho con hielo. Así mantiene la temperatura.
Yo os tengo que confesar que me encanta esta forma de preparar el salmón, no se si tanto como el salmón marinado; pero casi, casi.
El salmón a la plancha, por ejemplo, me resulta excesivamente grasiento y pesado, además de un sabor muy fuerte. De esta manera, es increíble, pero es suave y nada fuerte.
Probadlo y me contáis.
Besos